Por Daniel Roy Wegrzyn  Incendio Cholila. Vuelo de reconocimiento. 06-03-2015
Hoy se presentó bastante adecuado para volar. Un poco turbulento pero con buena visibilidad. Paso un pequeño reporte y luego subo varias fotografías. Algunos de mis vecinos, que hasta ahora no pueden entrar para evaluar la situación de sus campos y animales me han pedido que les mande un panorama de la situación. Es triste decirlo, pero casi todo está quemado.
Fuimos directamente a ver lo que más nos preocupa. El frente Este tenía varios focos y había dos helicópteros trabajando. Está bastante quemado alrededor, pero aún hay mucho material combustible. El término “controlado” creo que ya no tiene aplicación a juzgar por las veces que se usó y el fuego violó sin contemplaciones. Habrá que buscar otro. Lo que se puede decir es que hay gente trabajando. Hacia el cañadón del Blanco no se apreciaba una aparente amenaza, aunque está más cerca del lago Lezana que la última vez que volamos. Los focos no son grandes, en las fotografías daré más detalles, y quienes reconozcan el lugar podrán evaluar bien la situación.
En la confluencia de los dos valles que se unen y forman el arroyo pedregoso el fuego sigue muy prendido pero sin la violencia de ayer y antes de ayer. Sí se metió en los laguitos y está destruyendo el bosque de lengas que tapizaba todo el cerro Cholila. El foco más grande está al sur del lago Pedro.
Cuando enfilamos hacia el sur con el fin de sobrevolar el arroyo Nataine, un arco iris se insinuó adelante y mi parabrisas se mojó al cruzar una cortina de lluvia, esperanzador, pero el frente no cede y ahora amenaza el cañadón del suroeste, camino al parque. Me descubro en esos momentos pensando en el fuego como una inteligencia maligna, con capacidad para elaborar estrategias de avance y destrucción, ladino, que se agazapa, que engaña y me sale insultarlo.
Tengo varias fotografías de distintos ángulos que le hago llegar a Ariel Rodríguez, jefe del ICE del Parque Nacional Los Alerces. El paso posible de fuego está clarísimo. Desemboca directamente en uno de los brazos que forman el arroyo Coronado. El otro viene del lago Hito. Ese paso se muestra muy complicado para detener. Hay mucho material vegetal, es un bosque de lengas muy denso.
En el arroyo Emma que apunta al paso del León no se apreciaban rebrotes. La baja cuenca estaba bastante quemada y al parecer bastante tranquilo. Pero el valle del río Alerce tiene un aspecto casi infernal. Ya está llegando a la laguna Errasti. Columnas de humo muy densas se levantan de la ladera de exposición norte y estratifica y confunde sobre los demás valles. Hacia el sur tiene un límite de rocas, pero la inmensidad del fuego inspira el temor de que cruce las altas cumbres y se traslade al valle del polaco. Especialistas me comentaron que a veces la misma nube convectiva, con ese corazón incandescente que veíamos en las primeras fotos de Pablo wegrzyn, pueden trasladar el fuego, precalentando primero un área y luego quemando con material que se desprende de la misma nube o material encendido que es elevado en los vientos que ahí se generan y que luego son lanzados lejos.
Recién algunas gotas de lluvia alcanzaron el suelo. Es una ayuda y puede aplacar. Pero se necesita muchísima agua para apagar.


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