Por suerte, no tenés por qué conformarte con una mala señal de Wi-Fi,
existen diversas maneras en las que puedes extender el alcance.
Actualiza tu router
Tus opciones dependerán del operador con el que contrataste el
servicio y el hardware que tienes instalado actualmente. Algunas
compañías son más renuentes a que los clientes instalen su propio
hardware. La mejor opción es consultar con tu compañía o buscar algún
foro que pueda guiarte a través del proceso. Además, la cantidad de
cosas que puedas cambiar y modificar dependen también del lugar del
mundo en el que vivas.
Comcast, por ejemplo, provee una lista de hardware con el que su
servicio funciona y que puedes usar como referencia. Si has tenido el
mismo router facilitado por la compañía durante bastante tiempo, es
probable que puedan hacerte una actualización sin cargo extra. Después
de todo estás pagando por una velocidad en específico y es su
responsabilidad proveer el equipo adecuado que te permitirá alcanzarla.
Si no tienes nada mejor en qué gastar tu dinero (¿qué es más
importante que el acceso a internet?), podrías invertir en un buen
equipo. El router D-Link AC3200 Ultra Wi-Fi fue presentado en el CES de
este año y tiene un costo aproximado de $300 dólares. Revisa las
especificaciones de tu equipo actual y mira cuánta diferencia habría si
lo cambias por otro.
Reemplazar las antenas de tu router es otra opción, aunque muchos
modelos de los últimos años ahora las llevan internamente y no hay
manera de agregar unas propias. En cualquier caso, si tienes un modelo
compatible o compraste uno con antenas externas, entonces puedes mejorar
la señal o cambiar su orientación (revisa los detalles en la
documentación de tu router).
Reposiciona tu router
Puede parecer muy obvio, pero mover tu router de lugar es la manera
más efectiva de mejorar la señal en tu hogar. Recuerda que la mayoría
emite señal en todas las direcciones al mismo tiempo, así que lo ideal
es que tengas el dispositivo colocado en algún lugar más o menos
céntrico de tu hogar. Si eso no es posible o no resulta práctico en tu
caso, intenta llegar lo más cerca que puedas.
Los dispositivos actuales hacen un buen trabajo al emitir una señal
Wi-Fi, pero no son perfectos. Las paredes, piso, muebles, espejos y
objetos de metal tienen un efecto perjudicial en la señal, así que
puedes hacer algunos ajustes en la organización de tu hogar si es
necesario. Cuanto más recientes sean los modelos de tus tablets,
smartphones y ordenadores, mejor conexión tendrán a mayor distancia.
Los monitores para bebés, teléfonos inalámbricos y microondas pueden
causar interferencia también, así que cambiar el canal que usa tu router
puede reducir esto (de nuevo, revisa la documentación de tu hardware
para saber más). Muchos equipos ofrecen la opción de usar bandas de
radiofrecuencia de 5GHz o 2.4GHz, la primera tiene más canales, o sea
menos interferencia, pero como contra la señal no llega tan lejos.
Recomendamos una actualización de firmware también. Si hay software
nuevo disponible para el modelo de tu router, puede significar
diferencias en las capacidades de tu hardware. Revisa con el proveedor
de tu servicio o fabricante para ver si hay parches disponibles. En
muchos modelos descargar la actualización solo tomará unos cuantos
clicks.
Comparte Wi-Fi con tus vecinos
¿Cómo de bien conoces, exactamente, a la gente que vive en tu
alrededor? ¿Son personas mayores que probablemente sólo utilizan
internet para navegar un poco y mirar el email? ¿O gente joven que
empezará a descargar torrents simultáneamente? Dependiendo de la
respuesta a esas preguntas, es probable que encuentres práctico
compartir tu conexión a internet con aquellos que viven al lado de ti.
Si vives en un apartamento o en un adosado, por ejemplo, puedes tener
tu router en un lado de la casa (un extremo u otro, o piso de arriba vs
piso de abajo). Por supuesto, aquí entra el elemento de la confianza.
Sólo va a funcionar si conoces muy bien a tus vecinos y si tienen una
conexión a internet decente. Es posible, de todos modos, que compartir
una parte de ancho de banda sea un buen precio a pagar por tener acceso
en lugares extra de la casa.
Piensa en ello como tener una gran familia dividida a lo largo de dos
residencias, con dos routers para utilizar y posicionados acorde a eso.
Si ambos tenéis una conexión rápida, los cuellos de botella y
saturaciones deberían ocurrir muy poco, e intercambiando contraseñas
podéis incrementar las posibilidades de estar siempre conectado al WiFi
sin ningún coste adicional.
Eso sí, incluso si eres el mejor amigo de tu vecino, es probable que
no quieras que husmeen en tus archivos personales, así que asegúrate de
que tienes el control de todo lo que se comparte en tu red local una vez
tengan acceso a tu router. Los ajustes de red de tu PC te permitirán
restringir qué es exactamente lo que compartes. Quizá, y de todos modos,
esta opción no es algo que debas probar si sospechas hay algún joven
aficionado al hacking viviendo el piso de al lado.
Invierte en un ampliador de señal, o dos
Hay dos aproximaciones válidas aquí: ampliadores que sólo repiten la
señal a una distancia mayor (normalmente perdiendo bastante velocidad en
el proceso) o comprar un dispositivo que se enchufa al cableado
eléctrico de tu casa y hacen el trabajo de transferir los bytes desde y
hasta tu router. De las dos opciones, la segunda es la mejor sin duda.
Pero para aquellos que por cualquier otro motivo estén atados a la
opción del repetidor, hay todo tipo de opciones disponibles que cumplan
tus requisitos y presupuesto. Puedes incluso reutilizar un viejo router
junto con software open source para hacerlo. Después de un breve
tutorial, estarás listo para ampliar el alcance de tu red. Puedes
utilizar los mismos tips para posicionar los diferentes dispositivos que
mencionábamos antes para minimizar las interferencias entre ellos.
En el caso de conectar un aparato a tu red eléctrica también hay
muchísimas opciones de hardware disponibles. El nombre técnico es PLC.
Algunos crean una red LAN directamente en el enchufe mientras que otros,
más caros, crear una red Wi-Fi también. Deberías hacer un mínimo de
investigación previa acerca de la velocidad que tienes instalada en casa
y lo que puedes hacer con ella. Configurarlo todo es normalmente
bastante sencillo, y la mayoría de utilidades que necesitarás vienen
incluidas cuando compras los dispositivos. Normalmente sólo hace falta
enchufarlos a ambos extremos de la casa y, como mucho, apretar dos
botones, uno en cada uno.
Para navegar por la web, un simple repetidor debería ser suficiente,
pero si vas a hacer vídeo en streaming o jugar a juegos que requieran
poca latencia probablemente te interese la segunda opción. Como suele
ser habitual, pagar un extra por una calidad decente suele merecer la
pena a la larga, así que mejor compra dispositivos de marcas conocidas y
que tengan buenas valoraciones en internet.
Fuente:
Gizmodo
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