@biobio: Premio Nobel revela que crisis económica mundial pudo gatillarse por un insólito error de Excel http://rbb.cl/4rn0 Compartido por Tweetcaster

Si bien la profunda crisis económica en que se encuentran sumidos los Estados Unidos y gran parte de Europa se debe a múltiples factores que se estaban incubando hacía tiempo, es probable que uno de sus factores más críticos, el que la agudizó hasta ponerla fuera de control, se debiera a un pequeño error, tan pequeño que nadie podría haberlo notado.
Un simple error de codificación en una planilla de cálculo Excel.
El tema fue revelado en una columna del economista estadounidense ganador del premio Nobel, Paul Krugman, que en un extenso artículo reproducido por el diario español El País, relata cómo esta confusión matemática pudo provocar una de las mayores debacles de la economía moderna.
El académico comienza relatando cómo a principios de 2010, los economistas de Harvard, Carmen Reinhart y Kenneth Rogoff, publicaron su artículo “Growth in a time of debt” (Crecimiento en una época de endeudamiento), cuya tesis principal era vincular el crecimiento del gasto público con la caída del crecimiento económico.
Pero Reinhart y Rogoff fueron más allá. Presentando un análisis detallado, postularon que cuando la deuda de un país superaba el 90% de su producto interno bruto (PIB), se producía un punto de inflexión que gatillaba el desastre.
Gracias a una reputación mundial construida sobre el libro “Esta vez es distinto. 8 años de necedad financiera”, ambos economistas gozaban de gran admiración en el mundo político y financiero, por lo que su descubrimiento caló inmediatamente en la planificación de muchos países que estaban al borde del precipicio. Más aún, la publicación de su artículo coincidió con el estallido de la crisis griega, que parecía dar la razón a ambos profesionales.
El umbral fijado por Reinhart y Rogoff sirvió como el argumento perfecto para que varios gobiernos decidieran reducir drásticamente su gasto fiscal, pasando del estímulo de la economía a la austeridad, pese a que las cifras de desempleo estuvieran desatadas, como sucedía en España.
La influencia del artículo llegó a tal punto, que prestigiosos medios como The Washington Post advertían a sus autoridades sobre la necesidad de no aumentar el déficit, debido a que Estados Unidos estaba “peligrosamente cerca de la marca del 90% que los economistas consideran una amenaza para el crecimiento económico sostenible“.
UN PEQUEÑO ERROR GIGANTESCO
Aunque la venia mediática a Reinhart y Rogoff provocó que quienes dudaban de sus análisis no fueran escuchados, las críticas fueron acumulándose, haciéndose más fuerte a medida que otros economistas advertían que no lograban reproducir los resultados que se habían usado como pruebas para determinar el umbral del 90%.Imagen:Caterina Fake (CC)
Finalmente y tras mucha presión, ambos autores aceptaron publicar la planilla de cálculo que habían usado para su trabajo. La sorpresa fue mayúscula: además de descubrir que los economistas de Harvard habían seleccionado los datos a analizar y que usaron procedimientos de cálculo que no eran estándar, quedo a la luz un hecho insólito: habían cometido un error de codificación en Excel, el cual borraba la mágica cifra que habían concluido.
La situación llevó a que Reinhart y Rogoff dieran rápidamente pie atrás, reconociendo el error para defenderse aduciendo que jamás habían señalado una causalidad entre el aumento del gasto público y la reducción del crecimiento, lo que si bien no dijeron directamente, era el resultado implícito de todos sus análisis.
De hecho, pese a lo tentador que es fiarse del hallazgo, no existen estudios económicos serios que demuestren que al superar una deuda del 90%, la economía sufra contratiempos directos.
“Por eso debemos situar el fiasco de Reinhart y Rogoff en el contexto más amplio de la obsesión por la austeridad: el evidentemente intenso deseo de los legisladores, políticos y expertos de todo el mundo occidental de dar la espalda a los cesantes y, en cambio, usar la crisis económica como excusa para reducir drásticamente los programas sociales”, concluye Krugman.