Carrió convocó a sus fieles y no dejó a nadie sin criticar

La líder del Movimiento de Resistencia inició una ronda de desayunos
Por Jaime Rosemberg  | LA NACION
 
 
Micrófono en mano, con los aros dorados haciendo juego con el pelo muy rubio y el vestido negro con vivos rojos, Elisa Carrió miró al auditorio repleto de fieles seguidores y ensayó una mezcla de confesión catártica y principista, a la manera de una predicadora en el desierto político.
"El poder hizo destrozos conmigo. Pero sólo físicos? es más fácil adelgazar que dejar de ser mediocre o corrupto", bramó la diputada por la Coalición Cívica ante más de trescientos cincuenta "fieles". Esos que, como dijo la misma anfitriona, "me salvaron con su amor" después de la dura derrota sufrida en las elecciones presidenciales de octubre último.
La excusa para su enésimo regreso fue el desayuno inaugural del Movimiento Humanista de Resistencia y Construcción 2012, el título que la fundadora de la CC-ARI le puso a su nueva creación política.
Estuvieron junto a ella algunos de sus colaboradores de siempre, como su secretaria Cristina de los Hoyos o la hermana Regina, su confesora, y un nutrido conjunto de "excluidos morales", como los definió el ex diputado y organizador Héctor "Toti" Flores, en su mayoría dirigentes que decidieron acompañar a Carrió luego de su ruptura con la CC-ARI, que hoy conduce Adrián Pérez. Los "estoicos", como los definió a LA NACION el mendocino Gustavo Gutiérrez, su compañero de fórmula presidencial en 2003.
Los leales, mayoría de mujeres de mediana edad hacia arriba, la tuvieron difícil: después de subir las interminables escaleras del club Español, pagaron $ 150 de entrada y soportaron la falta de aire acondicionado del salón. No les importó: disfrutaron de las medialunas, los sándwiches y el café.
Y escucharon a una Carrió en su estado puro. La que calificó al Congreso de "Sodoma y Gomorra" y contó que para algunos está "leprosa; nadie se acerca a los derrotados". La que dijo que "la Argentina está muriendo porque no puede cambiar el corazón". La que es capaz de criticar tanto al Gobierno ("asociación ilícita de corruptos que denunciamos en 2006 ante el silencio de muchos") como a la actitud de parte de la oposición en relación con la expropiación de YPF: "Son políticamente correctos. Votan lo que la multitud les exige aunque no están convencidos", los fustigó.
Un grupo del Partido Humanista, con bombos y redoblantes, la acusaba en la puerta de haber "robado" nombre e ideas al pensador Silo. Pacifista, ella les contestó que la palabra "es demasiado vieja y no es de nadie". Prefirió pedir a su entusiasta público "buenas acciones, tocar a la gente que sufre". Y recomendar el licor de limón, antes de la última medialuna y el aplauso del auditorio, que volverá a escucharla la semana próxima..