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 Por: Celina Abud
El concepto de higiene suele estar asociado con la limpieza del hogar y con el cuidado corporal. Pero poco se habla y se sabe de la buena higiene genital femenina y de las prácticas que pueden ser nocivas para la salud vulvar. Este desconocimiento alcanza a las clases medias y altas, según el estudio “Concepciones y prácticas sobre higiene en mujeres de América Latina”, donde se relevó a casi 2 mil mujeres de Argentina (10,8%), Colombia (14,8) y Venezuela (13,1%), entre otros países.
Según el sondeo, difundido en el 6° Foro Latinoamericano sobre Higiene Intima Femenina, organizado por Lactacyd, las mujeres suelen asociar la difusión de prácticas del cuidado genital al ambiente privado, mientras que declararon haber recibido poca información sobre este tema en instituciones educativas, entidades de salud u otros espacios comunitarios. Como contrapartida, el 71,4% de ellas manifestó hablar de este tema con familiares y el 50,2% con amistades,.
“Nosotros como médicos debemos educar a nuestras pacientes y a la población en general  sobre estos hábitos, que bien hechos ayudan a prevenir infecciones, que pueden devenir en infertilidad y otros problemas de salud”, indicó la Dra. Ana Cuevas, coordinadora de Médicos de las Américas Unidos por la Salud de la Mujer (MASIM) y vicepresidenta del Capítulo de Ginecología  de la Infancia y Adolescencia de la Federación Colombiana de Sociedades de Obstetricia y Ginecología.
Las relevadas tenían un promedio de 35 años, la mayoría vivía en áreas urbanas (87,9%) y pertenecía a un estrato social medio (71,9%), mientras que el 44,9% de ellas alcanzaba un nivel de educación universitario.
Aunque todas reconocieron prestar mucha atención a su higiene genital, la mayoría ignoraba que las prácticas que adoptaban podían ser dañinas para la zona vulvar. Por ejemplo, la mitad reconoció realizarse una depilación total en el área, lo que podría generar una pérdida de protección de la barrera natural como es el vello púbico. En ese sentido, el Dr. Paulo Giraldo, médico brasileño que el año pasado presentó las primeras guías mundiales de higiene femenina en un congreso realizado en el Hotel Sheraton de Buenos Aires, indicó que se recomienda “el recorte” y no la extracción de raíz.    
Otros de los datos que se desprenden de la encuesta es que poco se sabe sobre qué producto es el más indicado para esa área, por lo que la mayoría de las relevadas, precisamente el 56,4% , opinó que es adecuado el uso exclusivo de agua, mientras que el 4,9% suele utilizar productos caseros como agua de manzanilla, agua oxigenada, infusiones de malva, caléndula o romero, que, en palabra de la Dra. Cuevas, son “obsoletos”.
Menos aún se conoce que la piel del área genital posee un pH más ácido (de 3,8 a 4,2) que el del resto del cuerpo (4,5 a 5,9), lo que ayuda a la proteger el área de los patógenos externos y de las infecciones. Por eso los expertos MASIM recomiendan jabones con un pH exclusivamente diseñado para ésa área (lo que no ocurre con los convencionales, que son alcalinos y superan el nivel 7 neutro, que tampoco es ideal).  A su vez, los productos ideales no deben generar mucha espuma y ser líquidos, para contaminarse menos con el amiente.
“La higiene debe realizarse al menos una vez al día y hasta tres o cuatro veces. Se debe lavar el área por un tiempo máximo de 2 a 3 minutos y no se debe frotar ni agredir, ya que eso puede generar fisuras y así, volver al área más susceptible a infecciones”, indicó Giraldo.
El exceso de limpieza reseca y hier y la falta de higiene causa inflamaciones. Ambos problemas aumentan los riesgos de contraer enfermedades de transmisión sexual, como VIH, HPV, hepatitis y clamidia. En ese sentido, los médicos insisten en una limpieza adecuada puede ser una buena herramienta de prevención.
La buena noticia del sondeo es que el 82,% de las mujeres visita al ginecólogo al menos una vez al año, el 68,8% se realiza de manera regular un examen citológico y un papanicoulau y la mitad se realiza un autoexamen mamario. En ese sentido, la Dra. Cuevas recalcó que este especialista suele actuar como el médico de cabecera de la mujer, por lo que debe educarla en hábitos saludables.
“Es importante recordarles a nuestras pacientes que deben mantener una vida equilibrada para prevenir enfermedades de todo tipo, entre ellas alimentarse bien, descansar para mantener un buen equilibrio mental y realizar actividad física. En ese sentido, somos los médicos los que debemos mantener un rol muy activo”, concluyó.