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La excéntrica cantante lanza su perfume. El producto en su honor tiene olor a sexo pago y descontrol. Fiel a su estilo, la intérprete británica pidió que así sea: que se haga a partir de una muestra sanguínea suya y con extractos de semen.
Para algunos es pura pose. Para otros es enfermedad mental, con trastornos de personalidad. Pero las locuras de Lady Gaga, sean como sean, no tienen fin.

La multifacética Gaga lanzó ahora su marca de perfumes; no es la primera famosa que lo hace, no hay demasiada creatividad en la presentación. Pero si el líquido aromático es fabricado con una muestra de su propia sangre y contiene esencias del producto que nace del esfuerzo de la estimulación del órgano sexual masculino, ahí la cosa cambia.

La intérprete aseguró, más bien aclaró, que esta, su primera fragancia, no huele ni a sangre ni a semen, aunque sí dijo que quiso capturar en el perfume “la esencia de semen que queda después de tener sexo" y que la sangre fuera un componente "fundamental" de su nueva creación. De pura freak. Solo para atraer miradas y comentarios de todo el mundo.

La parte de sangre que contiene el perfume proviene de una muestra de la polifacética artista, según detalló ella misma durante una entrevista en un programa de radio, fue tomada hace algunos meses en un ritual, que podría ser ( podría haber sido) tan satánico como cool. "Es como llevarme a mí en la piel", indicó la cantante de temas tan conocidos como Alejandro, Bad Romance y Born this way.

"Quería extraer la sensación y la esencia de sangre y semen de estructuras moleculares", explicó Gaga, quien afirmó que el perfume huele, a su juicio, "como una prostituta bien cara". No está mal. Es el aroma de la lujuria, el más interesante – junto a la gula- de los pecados capitales.