Uno de los pasos más importantes de la última década en la búsqueda por encontrar una terapia eficaz contra el parkinson -y que nuevamente ubica a las células madre embrionarias como protagonistas- dio a conocer ayer la revista Nature.

Científicos del Memorial Sloan-Kettering Cancer Center de Nueva York (EE.UU.) consiguieron -por primera vez- que un grupo de ratas y monos recuperara la movilidad perdida por la enfermedad, luego de trasplantarles en sus cerebros neuronas creadas a partir de células madre embrionarias humanas. Las nuevas neuronas no sólo fueron capaces de sobrevivir y generar conexiones, sino que secretar dopamina: el neurotransmisor químico que disminuye en el cerebro de los pacientes que tienen esta enfermedad y que es el encargado de controlar el movimiento muscular. Sin dopamina, el cerebro no es capaz de enviar las señales en forma adecuada, por lo que el cuerpo comienza a sufrir temblores involuntarios, pérdida de equilibrio y rigidez muscular, un daño que se vuelve crónico en el tiempo. Lorenz Studer, biólogo y autor principal del estudio, dice que el éxito del tratamiento fue tal, que varios animales recuperaron la movilidad incluso al mismo nivel que tenían cuando estaban sanos. "La producción de dopamina mediante el trasplante de estas células en el cerebro podría convertirse en la principal solución para tratar los síntomas de la enfermedad", dijo a La Tercera.

Nueva fórmula

Tras obtener las células madre embrionarias humanas, el equipo de investigadores las multiplicó en el laboratorio y las mantuvo en cultivo con tres diferentes drogas (factores de crecimiento), para asegurar que se convirtieran específicamente en neuronas productoras de dopamina. En estudios anteriores, científicos habían intentado crear neuronas con células madre para tratar parkinson, pero lo habían hecho sólo con dos moléculas (factores de crecimiento) y una vez injertadas en los animales (sólo roedores). Estas no lograron ser del todo efectivas, porque aun cuando mejoraban en parte los síntomas, muchas no segregaban suficiente dopamina y no pocas comenzaban un crecimiento descontrolado, desarrollando tumores en los animales.

En esta investigación, ese elemento de riesgo se controló inyectando células madre ya transformadas en neuronas capaces de producir dopamina, las que demostraron ser aptas para crear conexiones eléctricas entre ellas mismas, pero también con las neuronas presentes en los cerebros de los animales enfermos.

A los cuatro y cinco meses después del trasplante de las nuevas neuronas, los investigadores comprobaron mejoras "dramáticas" en el movimiento de los animales. "Estos animales tenían varios déficits relacionados con el movimiento, que mejoraron dramáticamente después de la inyección de las células. Algunos de esos déficits se han restaurado por completo y varios volvieron a la normalidad".

En monos

Para demostrar que la técnica utilizada era robusta en diferentes modelos animales, escogieron hacer pruebas simultáneas en ratas, ratones y monos. "Cada modelo es particularmente útil para responder cierto tipo de preguntas, como la seguridad, el efecto sobre los movimientos complejos o escala a un cerebro más grande", reconoció Studer.

De hecho, es la primera investigación que usa monos, un tema no menor, ya que los cerebros de los roedores requieren menos neuronas para superar sus síntomas.

Studer reconoció que esta enfermedad es complicada, por lo que hay síntomas que probablemente no dependen sólo de la dopamina y para los que será necesario encontrar tratamientos adicionales. Sin embargo, la mayoría de los tratamientos disponibles en la actualidad y los trabajos experimentales para curar esta enfermedad buscan que el cerebro logre volver a generar la dopamina perdida (ver recuadro).

Bancos maestros

Studer adelantó que el próximo gran paso es adaptar los procesos de esta investigación al uso clínico. "En lugar de generar las células en nuestro laboratorio de investigación regular, trabajaremos en un centro altamente especializado". La idea es crear "bancos maestros" de células que sean adecuadas para su uso como terapia, el que podría estar completamente funcionando en cuatro años. Por mientras, estas células serán probadas en otros animales, para asegurar que tienen el mismo potencial y la seguridad que las generadas en laboratorio. Uno de estos estudios incluye el trasplante de células en monos , los que serán analizados al año del injerto, para evaluar su seguridad y funcionamiento. "Los pasos que siguen ahora más que una cuestión científica, dependen del desarrollo de ingeniería", dijo el experto.

Terapias actuales
Para tratar este mal crónico e invalidante, existen fármacos que mejoran la producción de dopamina. Cuando esto ya no logra efectos, hay un implante cerebral que envía electricidad en forma constante, para bloquear las señales nerviosas anómalas que provocan el temblor en estos pacientes. Sin embargo, ninguna de estas dos opciones mejora por completo la enfermedad.