Yuri Gagarin vivía una experiencia única y novedosa: era la primera persona en realizar una órbita completa alrededor de la Tierra, después de la perrita Laika. Un logro nada desdeñable en una época en la que la carrera espacial tenía una gran importancia en la vida pública.
Gagarin, que se convirtió en la persona más famosa del mundo, era ruso y militar, tenía 27 años y se convertía así en el primer cosmonauta de la historia y uno de los más famosos del mundo. Tanto es así, que incluso después de su nada desdeñable hazaña se dio la vuelta al mundo, pero ya con los pies en el suelo, para contar a lo largo y ancho del planeta lo que había visto en algo menos de dos horas, concretamente 108 minutos.

Su vida estuvo desde ese momento repleta de éxitos y giras hasta que en 1968 falleció de manera misteriosa en el aire, mientras pilotaba un avión. Las causas nunca llegaron a saberse.
Como parte de las celebraciones partió esta semana hacia la Estación Espacial Internacional (ISS) la cápsula rusa bautizada “Gagarin” en homenaje al pionero del espacio. Despegó de la misma rampa de lanzamiento de la que había levantado vuelo la Vostok 1 hace cincuenta años. Pero a diferencia de la competencia de la Guerra Fría, esta vez emprendía viaje una tripulación mixta ruso-estadounidense.
La conmemoración de la primera incursión espacial de un ser humano está teñida de una fuerte nostalgia de las épocas de aparente gloria, reforzada por dificultades actuales.
Sin embargo, el primer ministro ruso, Vladimir Putin, anunció la creación del Premio Gagarin, dotado con 1 millón de rublos (unos 35.700 dólares), que cada cinco años se otorgará a científicos que contribuyan de forma relevante a la astronáutica rusa.
El primer ministro anunció además inversiones millonarias en el programa espacial ruso. Entre otros proyectos, se invertirá en la base espacial Vostochny, que se está construyendo junto a la frontera con China. Sobre la estación espacial de Baikonur, en la estepa kazaja, soplaba un suave viento primaveral a las 9:07 (hora de Moscú), cuando inició su vuelo la Vostok 1, aquel 12 de abril de 1961, pocos días después de que su piloto, Gagarin, cumpliera 27 años. “¡Nu poyejali!” (“¡Ahí vamos!”), exclamó el cosmonauta, consciente de que el viaje podía llevarlo a la muerte, como demuestra una carta de despedida a su mujer y sus hijas, que fue dada a conocer recientemente.
Pero a las 10:55, tras 108 minutos de vuelo y una única circunvalación a la Tierra, aterrizó indemne en la localidad de Smelovka, en la región de Saratov. A partir de ahí era un héroe de la Unión Soviética. “¡El Colón del espacio!”, proclamaban los diarios moscovitas de la época, que veían en la hazaña de Gagarin un nuevo aliciente para la construcción del comunismo.