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Una vez más, y como cada 7 de abril de los últimos 61 años, se evoca a nivel mundial el Día de la Salud. La celebración fue propuesta en el año 1948 por la Primera Asamblea Mundial de la Salud en conmemoración a la fundación de la Organización Mundial de la Salud y a partir del año 1950 se comenzó a celebrar este acontecimiento.
De esta manera, lo que se intenta es poner atención a cuestiones que estén vinculadas a la salud pública en relación a las comunidades de todo el mundo. Por ello, todos los años se plantean distintos programas que se centran en temas específicos, realizándose actividades y eventos en torno a ellos en distintos países.

Es notable destacar como las cuestiones ambientales han empezado a considerarse como temas que influyen directamente en la salud y calidad de vida de las personas. En el año 1993 bajo el lema preparemos el futuro de la vida la atención se concentró en los niños, la salud y el medio ambiente; en el año 1998 el objetivo fue proteger la salud frente al cambio climático, y en el 2010 Urbanización: un reto para la salud pública en donde se realizaron campañas de limpieza y actividades en espacios públicos, a su vez se invitaba a quien quisiera a realizar pequeños videos en donde se mostrará qué cosas se hacían en sus ciudades que mejorarán la salud de sus habitantes.

Es necesario tener presente que el estado en el que se encuentre nuestro ambiente en general, nuestra localidad, o el de nuestro barrio repercutirá en nuestra salud y, por ende, en nuestra calidad de vida. Por ello es necesario contar con espacios públicos libres de residuos, disponerlos en forma adecuada atendiendo a los horarios de recolección de cada barrio y en los lugares destinados a tal fin, evitando de esta forma la generación de basurales que se vuelven focos de proliferaciones de moscas, mosquitos y ratas; caminar más o andar en bicicleta para así disminuir la emisión de gases contaminantes a la atmósfera beneficiando nuestra salud, reutilizar todo lo más que se pueda y de esta forma prolongar la vida útil de los rellenos sanitarios, evitar la utilización de bolsas o reutilizarlas, etc.

Recordemos que lo que desechamos algún impacto genera, y que tarde o temprano repercute en nosotros, el agua que mal gastamos luego la necesitaremos, los gases que emitimos para realizar nuestras actividades diarias vuelven a la atmósfera y de ahí a nuestros pulmones, los desperdicios vertidos a cursos de agua afectan la calidad de los mismos impidiendo su utilización como recurso y afectando directamente la calidad de vida de las personas que habitan en sus cercanías o que requieren de ella.

La salud de nuestro ambiente está sumamente relacionada a nuestra salud, y es una relación recíproca, la salud de uno depende de la salud del otro. Está en nosotros contribuir o no a un ambiente más sano y equilibrado, al que de hecho tenemos derecho (artículo 41 de la Constitución Nacional).

Escribió: Lic. María Cecilia Gareis
Asociación Civil de Licenciados en Diagnóstico y Gestión Ambiental (ACLDGA)
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