La brujería forma parte de la cultura rumana desde hace siglos y sigue desempeñando un papel en la sociedad moderna.

Las profesionales de la brujería en Rumanía no podrán ejercer en lugares cercanos a escuelas, ni iglesias, pero además tendrán que presentar las facturas a Hacienda de sus clientes, según publica la web de SkyNews .
A las brujas esto les ha sentado como si las mandaran a la hoguera, porque desde que su profesión ha sido reconocida legalmente, tendrán que cotizar a la Seguridad Social, como cualquier trabajador rumano.
En respuesta a ello, prometieron lanzar toda clase de sortilegios y hechizos sobre el presidente al considerar que la ley las ha perjudicado.
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