
Las imágenes más sorpresivas del documental Isabel Allende son acaso las de peor calidad. Las más antiguas. El filme se exhibe hoy en el Parque Forestal y en él se ve a Tomás Allende, el padre de la escritora, en la playa, de traje de baño. Con fama de bohemio, el señor Allende es casi un mito en la biografía de su hija. "Mi padre desapareció de mi vida cuando yo tenía tres años y no supe más de él hasta 25 años más tarde, cuando me tocó identificar un cadáver en la morgue", cuenta ella desde su casa en California.
"Por años y años pensé que no me había hecho falta para nada, porque no lo conocí y porque después llegó el tío Ramón (Huidobro, su padrastro), quien ha sido el mejor padre del mundo para mí, pero recientemente, en terapia, he descubierto que la ausencia de mi padre en esos primeros años de mi vida dejó un tremendo hoyo en mi siquis (y tal vez en mi corazón)", dice a La Tercera.
Tal vez por ello los padres son figuras fantasmales en sus libros. "Los padres de mis novelas están muertos, ausentes o son tan autoritarios que no cuentan, pero por lo general hay otro personaje, un hombre mayor, que cumple la función paternal. En mi última novela, aún no publicada, el padre de la protagonista no tiene un papel significativo, pero en cambio el abuelo es el sol de su vida".
Cada 8 de enero Isabel Allende suele encerrarse a escribir. Este año no lo hizo. "Es mi primer sabático, necesito recargar las pilas y descansar". Pero no faltará a las librerías. Tiene la tarea hecha: publicará una novela escrita en 2010. Y, a diferencia de las últimas, no es histórica.
"La novela se llama El cuaderno de Maya y posiblemente será publicada en junio. Es una historia muy contemporánea, sucede en 2009, es sobre una chica americana de 19 años, nacida en Berkeley, que se mete en líos tremendos y termina de fugitiva en una islita de Chiloé". Así, Isabel Allende se aleja del pasado, que fue el gran escenario de sus últimas novelas: Hija de la fortuna, Retrato en sepia, Inés del alma mía y La isla bajo el mar.
Isabel Allende estuvo recorriendo Chiloé en 2009 y mientras la postulaban al Premio Nacional, trabajó en la novela. La autora visitó Chile a fines de diciembre. Vino, entre otras cosas, a recibir el premio. Y tiene claro que el galardón necesita cambios.
"Si el premio fuera anual, más artistas, científicos, escritores y académicos podrían obtener ese importante reconocimiento. Creo que Chile ha alcanzado un nivel de desarrollo que le permite premiar anualmente a las personas que se han distinguido en su campo y, sobre todo, han servido al país", dice. "Esto de servir al país es uno de los requisitos establecidos por el premio, que la mayor parte de la gente no conoce y que a mí me parece fundamental". Pero hay otra cosa que acaso le importa más: "El cambio que considero necesario para el premio es que sea abierto, discutido, que el público pueda participar, que no sea algo que se decide a puerta cerrada".
"El padrino"
El filme que se exhibe con el ciclo Documentales en el Parque fue hecho en 2007 por Paula Rodríguez. Ella estudió cine en Alemania y vive actualmente allá. La película se estrenó en la TV de ese país y se ha exhibido en los festivales de La Habana, Montreal y Sanfic.
En la cinta aparecen la escritora, su madre y su padrastro, sus amigas chilenas y norteamericanas, su marido Willie Gordon y su hijo Nicolás Frías. El filme recorre su vida y obra y reúne imágenes desconocidas: fotos y grabaciones del archivo familiar, donde aparecen el padre, su tío Salvador Allende, la escritora de niña, de jumper y con vestido de novia.
Lejos de lo que sus libros sugieren, ella describe su niñez como una etapa poco feliz. Pero "esa infancia gris alimentó mi amor por los libros, como una forma de escapar a la realidad, me hizo fuerte, observadora y curiosa, y me dio la diciplina necesaria para este trabajo".
Acaso por eso hoy lleva una vida llena de colores junto a su hijo y sus nietos. "Mi tribu en California es muy unida, celebramos todos, nos gusta juntarnos, cocinar, sentarnos en el jardín a conversar mientras los chiquillos se mojan en la piscina y los perros corretean". Ella es la matriarca y en su tribu le dicen "El padrino": "Dicen que soy igual a Marlon Brando, que defiendo a mi familia a tiros, si es necesario". Y por lo mismo, no sabe si volverá a vivir al país del que salió en 1973: "No sé si acabaré mis días en Chile, eso va a depender de mi hijo, Nicolás, y mi marido, Willie, porque mientras sea posible viviré cerca de ellos".
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