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Los gobiernos de la Argentina y de los Estados Unidos protagonizaron ayer un duro cruce diplomático en torno al avión militar estadounidense demorado en el aeropuerto de Ezeiza por el "material camuflado" que consistía en "armas" y "diferentes drogas", según la denuncia que salieron a instalar anoche desde la Rosada.
El gobierno nacional acusó a las fuerzas armadas de Estados Unidos de intentar traficar armas y equipo de espionaje como si fueran para un curso de entrenamiento policial.
De todos modos, documentos oficiales prueban que la administración K sabía lo que traía el avión, ya que el Ministerio de Seguridad dio conformidad al material y al personal estadounidense que iban a participar del curso de capacitación a policías federales argentinos. (Ver "Las pruebas")
Washington se mostró "desconcertado y perplejo" por la forma en que Buenos Aires manejó el asunto.
El conflicto se inició el viernes pasado, cuando las autoridades argentinas informaron que confiscaron casi 30 metros cúbicos de material no declarado a las autoridades, que incluía metralletas, municiones, medicinas y equipo para espionaje. Estaban en un avión C-17 de la Fuerza Aérea estadounidense que aterrizó el jueves con material para el curso de entrenamiento citado arriba.
"Las leyes argentinas deben ser cumplidas por todos sin excepción", dijo el canciller Héctor Timerman al subsecretario estadounidense de Estado para Asuntos del Hemisferio Occidental, Arturo Valenzuela. Agregó luego de modo desafiante que "Estados Unidos se niega a colaborar con la investigación''.
La Justicia ya tomó cartas en el asunto. El juez en lo Penal Económico Ezequiel Berón le pidió a la Aduana un "informe detallado" con "carácter de urgente" sobre el cargamento del avión militar norteamericano que arribó el jueves pasado a Ezeiza.
El magistrado requirió la información "de manera detallada cantidad, calidad y naturaleza de los elementos que fueran objeto de la imposición de medidas cautelares".
Desde Washington, Arturo Valenzuela, y el vocero del Departamento de Estado, Philip Crowley, manifestaron su malestar por el accionar del gobierno nacional. Valenzuela admitió que lo "sorprendió que no se hayan conversado las cosas en forma respetuosa" y aseguró que el gobierno nacional pronunció "acusaciones desmesuradas" a través de la Cancillería argentina.
Por la incautación de equipos de inteligencia indicó que "es absolutamente necesario que se devuelvan los materiales", aseveró que el país "no debió manejarse así, es bastante penoso ver la escalada que tomó la situación" y pidió "dar vuelta la página sin acusaciones desmesuradas".
Crowley, por su parte, señaló que está "perplejo" y "preocupado" por el "inusual registro" realizado por autoridades argentinas que demoraron el avión. Dijo que el material que transportaba consistía en "armas" y "diferentes drogas, entre otras, varias dosis de morfina".
El avión llegó en un momento delicado en las relaciones entre Argentina y Estados Unidos.
Desde que se anunció que el presidente Barack Obama visitaría Chile y Brasil pero omitiría Argentina en su primera gira por América del Sur, Timerman se ha quejado de las políticas militares de Estados Unidos.