Efectivos de Gendarmería Nacional los arrestaron ayer. Están imputados en la causa por las violaciones a los derechos humanos en el centro clandestino “La Escuelita” de Bahía Blanca.
Se cree que entre 1976 y 1977 tuvieron la función de mantener atadas y vendadas a las víctimas, hasta que eran trasladadas a las salas de tortura.Junín de los Andes > En varios procedimientos efectuados ayer por la mañana en distintas viviendas de la ciudad, efectivos de Gendarmería Nacional detuvieron a cinco militares retirados acusados de haber actuado en el centro clandestino “La Escuelita” en Bahía Blanca entre 1976 y 1977.
La orden librada por los jueces federales Alcindo Álvarez Canale y Eduardo Tentoni involucra a los suboficiales baquianos Armando Barrera, Gabriel Cañicul, Andrés González, José María Martínez y Bernardo Cabezón.
Los cuatro primeros se encontraban en sus domicilios, mientras que el restante fue localizado en el volcán Lanín, donde se encontraba realizando algunas actividades.
Los imputados fueron transportados al hospital local, donde se les realizó un chequeo médico, y luego estaba previsto que sean trasladados a la penitenciaría de General Roca o de Bahía Blanca.
Son 50
La medida de los magistrados alcanza a un total de 50 procesados por crímenes de lesa humanidad, cuyas excarcelaciones fueron revocadas por pedido del fiscal general de Bahía Blanca, Abel Córdoba, quien en diálogo telefónico con La Mañana Neuquén explicó que los cinco suboficiales prestaban servicio en el Regimiento de Infantería de Montaña 26 de Junín de los Andes.
“Entre 1976 y 1977 estas personas viajaban en comisión periódicamente por uno o dos meses a Bahía Blanca, y cumplían tareas en centros clandestinos de detención, entre ellos el más conocido que era La Escuelita”, comentó.
El fiscal Córdoba sostuvo que “la investigación demandó mucho trabajo para lograr desentrañar los hechos acontecidos, ya que estas personas actuaban bajo alias como Perro, Pato, Abuelo, etcétera. Esa práctica de no revelar la identidad a las víctimas era constante y propia de la clandestinidad”.
“Nadie se hacía llamar por su nombre y apellido, ni por su grado y de esta manera evitaban ser descubiertos y podrían eludir cualquier tipo de investigación que se desarrollara”, acotó.
Riesgo
Según el expediente judicial, los baquianos de Junín de los Andes actuaron en Bahía Blanca como así también en dependencias de la Sexta Brigada de Neuquén, y su función sería la de mantener atadas y vendadas a las víctimas, hasta ser trasladados por efectivos de Inteligencia a las salas de tortura.
El año pasado se los detuvo y tras la declaración indagatoria fueron excarcelados por resolución de la Cámara Nacional de Casación Penal.
La medida fue apelada por el fiscal federal bahiense, Abel Córdoba, y un fallo de la Corte Suprema de Justicia de noviembre de 2010 dejó sin efecto esa disposición.
“El fundamento para la revocación fue que ese beneficio afecta el debido proceso y las pruebas, además del riesgo de que se den a la fuga”, remarcó.
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