Fuente: Noticieros Televisa
NUEVA YORK, Estados Unidos, ago. 6, 2010.- Este verano podría catalogarse entre los mas tórridos de la historia en la Gran Manzana. Las temperaturas se mantienen en los 35 grados centígrados con un nivel altísimo de humedad.
No basta llevar un abanico y vestirse lo más ligero posible para transitar a pie por las calles y avenidas. Es necesario cargar siempre una botella de agua para no deshidratarse.
El agua es la bebida más recomendable este verano por las autoridades. Y han lanzado una campaña que va dirigida también a combatir la obesidad en la que promueven el agua misma de la llave libre de azúcares, aditivos y colorantes como la mejor opción muy por arriba de los refrescos, jugos y las llamadas aguas vitaminizadas.
Muchas personas pensarían que esta aguas vitaminizadas que se venden en envases de plástico y distintos sabores y colores están cargadas de vitaminas, nutrientes y de bienestar. Pero la realidad es que están hechas con agua y azúcar y una pizca de vitaminas sintéticas que en realidad nunca logran ser absorbidas por el organismo.
La bebida que contiene por botella unas 125 calorías y 33 gramos de azúcar no aporta ningún beneficio al cuerpo. Únicamente actúa como fuente momentánea de energía, se salta la digestión del estómago y pasa directamente al torrente sanguíneo elevando los niveles de azúcar, los que a su vez obligan al páncreas a producir insulina para nivelar el organismo.
Más producción de insulina se traduce en más kilos, provocando interrupciones en el metabolismo, lo que a su vez debilita el sistema inmunológico, haciendo a las personas más propensas a enfermarse.
Las aguas vitaminizadas se han promovido como la máxima bebida para los atletas enfatizando su poder vitamínico. Sin embargo, mientras contengan azúcares y colorantes, las vitaminas nunca llegarán a su destino. Los nutriólogos aconsejan que si uno quiere sentirse sano y mantenerse hidratado que tome agua, al menos 8 vasos diarios y una dosis de vitaminas por separado mediante tabletas o cápsulas o de forma natural consumiendo frutas y verduras.
Dejar de consumir estas aguas que cuestan casi tres dólares la botella, no solo conlleva un enorme ahorro en estos tiempos económicos, sino que evitaría subir de peso de forma absurda e innecesaria.
Un refresco, por ejemplo, tiene 140 calorías, calorías que se ingieren en cuestión de segundos y que no dejan nada más que kilos, insulina y confusión en el organismo.
35% de los estadounidenses son obesos y dos tercios de su población sufre de sobrepeso. Sobrepeso que las autoridades sanitarias han declarado ya como una epidemia, sobretodo en los jóvenes y que combaten en varios frentes.
Una de sus estrategias es la prohibición en las escuelas públicas de NY de la venta de refrescos que suele hacerse a través de maquinas. La iniciativa podría implementarse en un futuro en oficinas y centros recreativos.
La realidad cuando se trata de perder peso, es que lo que bebemos puede ser más importante que lo comemos. En Estados Unidos la gente obtiene el 25% de sus calorías de lo que bebe. Un estudio hecho por investigadores del John Hopkins Blomberg School Of Public Research determina que la forma más eficaz para adelgazar es cortando el consumo líquido de calorías.
En esta época de calor, si el agua le resulta insípida e insignificante uno puede endulzarla con miel de abeja o sirope de agave. También la puede aderezar con rodajas de limón, naranja y toronja, añadirle jengibre fresco, fresas rebanadas, hojas de menta y hierbabuena.
Así mismo existe una variedad increíble de té, verde, rojo, blanco y negro que uno puede consumir con hielo sin gastar tanto dinero ni engordar.
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