Luisa Ormeño tiene 72 años y desde que regresó de España toma tranquilizantes para tratar de paliar la depresión que nació en el aeropuerto de Barajas, en Madrid. Allí estuvo encerrada 24 horas y sin sus medicamentos, a la espera de que la deporten a la Argentina.

Hace una semana, Luisa llegó a España para visitar a su hija, su yerno y sus tres nietos. Antes de hacerlo, averiguó en el Consulado español en Córdoba si contaba con todos los requisitos necesarios para evitar el maltrato y la negativa a ingresar a aquel país, le dijeron que tenía todo en orden y partió.

Sin embargo, al llegar a Barajas, y sin que medien explicaciones, la encerraron en una habitación bajo llave, junto a otros viajeros rechazados por la oficina de Migraciones de la Península, sin sus medicamentos para los problemas cardíacos que sufre, según relata Clarín en su edición impresa de hoy.

La deportación se debió a que ella presentó un fax de la carta de invitación escrita por su yerno, y no el original. Desde el Consulado en Córdoba aseguraron que nunca le dijeron que podía viajar sin presentar el manuscrito firmado de puño y letra por un residente en España.

Ella no quiere hablar, no tiene fuerzas ni ánimo para hacerlo. Pero si lo hace una de sus hijas, que vive en Argentina. “Le dijeron que cumplía con todos los requisitos, pero que la carta que le había hecho mi cuñado no servía porque se la había mandado por fax”, resumió Miriam.

Pasadas las 24 horas de encierro, un policía escoltó a Luisa hasta el avión que la trajo de vuelta, “como si fuese una prisionera y estuvieran cuidando que no se escape. El maltrato fue terrible. Mi mamá está con un profunda depresión y tomando tranquilizantes desde que llegó a Córdoba”, contó su hija.

Del otro lado del hall de arribo del aeropuerto de Barajas, y mientras Luisa comenzaba una odisea que hasta hoy la mantiene sumergida en la depresión, quedaron sus tres nietos, Lautaro, Micaela y Emanuel, con los brazos vacíos, sin los abrazos de la abuela que no ven desde hace cuatro años.

Sin embargo, el de Luisa no es el único caso de un turista argentino maltratado en España. Ada Ghiara, de 88 años, también quedó varada en Barajas, sin su medicación, por no cumplir -supuestamente- con los requisitos que desde acá le habrían asegurado que debía atender.
27 de Julio de 2010 08:04