Un viento de polémica sopla sobre la ciudad de Agadir, Marruecos, donde unos 88 países debaten de la autorización de la caza comercial de ballenas, en el encuentro anual de la Comisión Ballenera Internacional, el organismo que regula la captura de esos mamíferos. Argentina y otros países de Latinoamérica se oponen y abogan por una veda total en el Santuario Austral.

La iniciativa fue promovida por el presidente de la CBI, el chileno Cristián Maquieira, y su vicepresidente, Anthony Liverpool, de Antigua y Barbuda.

La propuesta volvería a permitir la caza comercial de ballena, pero con cupos decrecientes y bajo la supervisión de la CBI.

Según dijeron, esto permitiría reducir la caza de ballenas de países como Japón, Noruega e Islandia que aprovechan el vacío legal que existe sobre la caza científica para la pesca incontrolada de cetáceos.

Se estima que la caza de ballenas ronda los 1500 animales por año, la mayor parte de ellos capturados por la flota nipona en aguas antárticas. En 2009, se estimó que japón sólo pudo cazar unas 500 ballenas a causa de los sabotajes de activistas medioambientales.

Japón, Noruega e Islandia, que utilizan la carne de ballena como alimento y en la industria farmaceútica, apoyan la medida aunque la consideran demasiado restrictiva. Japón hasta amenazó con salir de la CIB si no se permitía la caza comercial.

En cambio, varios países como Australia se oponen por estimarla demasiado permisiva.
La Argentina adoptó una postura conjunta con Brasil, Chile, Costa Rica, Ecuador, México, Panamá, Perú, República Dominicana, Uruguay, Colombia, El Salvador y Venezuela.

Estos países quieren la prohibición de toda forma de caza en el Santuario Ballenero Austral -los mares que rodean la Antártida-, que se mantenga la moratoria comercial y se promueva el uso no letal de las ballenas, como el avistaje.

Esta postura es similar a la que profesa la organización ambientalista Greenpeace que pide la prohibición total en el Santuario Ballenero Austral; la no captura de especies amenazadas; y el mantenimiento de la prohibición del comercio de subproductos de ballenas.

La propuesta que se negocia en la CBI permitiría a Japón cazar 400 ballenas minke en aguas antárticas entre 2011 y 2015, y reducir ese número a 200 entre 2015 y 2020.

Para compensar la reducción de las capturas en la Antártida, se le permitiría cazar 120 ejemplares al año de ballenas minke en aguas próximas a su archipiélago.

En la primera jornada de la reunión de Agadir, la falta de acuerdo entre los partidarios y detractores de la caza condujo a la suspensión de la sesión plenaria para abordar en grupos cerrados el levantamiento de la moratoria.